El cantautor de los Magnetic Fields habla de un puñado de temas que son (sobre todo) acerca de él
La primera vez que Stephin Merritt se sintió compositor fue a los 8 años. En parte, porque alguien le robó su primera canción. El novio de su madre había descubierto un papel con unas rimas que Merritt había escrito, y les puso música en un esfuerzo para ganarse al niño y su madre en una jugada maestra. «No se dio cuenta de que yo ya les había puesto música», dice el compositor, que ahora tiene 50 años. «Lo que él hizo fue robarse mi canción y ponerle una música diferente. Y ese no era un buen modo de complacerme.»
Como Merritt ha demostrado durante los últimos 25 años en docenas de discos con bandas de diferentes géneros como los Magnetic Fields, The 6ths, The Gothic Archies y Future Bible Heroes (entre otras), él es perfectamente capaz de escribir canciones por sí mismo.
Ya sean temas desesperadamente románticos («It’s Only Time»), humorísticos («Fido, Your Leash Is Too Long», y su «Me matás de miedo/Cuando hacés ese shih tzu»), o rotundamente insensibles («How Fucking Romantic»), se ajustan a una variedad de estados de ánimo, sin los típicos clichés que se adhieren a las canciones sobre la condición humana. Cuando sí emplea un cliché ocasional, lo hace con un guiño.
En 1999, los Magnetic Fields, su vehículo de indie-pop eléctrico, lanzaron 69 Love Songs, un disco triple a la altura de su título, en el que Merritt se regodeó valientemente en cuanto cliché del Top 40 que pudiera fraguar, dentro de cada género que pudiera tocar -adoración no correspondida y autocrítica («The Luckiest Guy on the Lower East Side»), relaciones de una noche («Papa Was a Rodeo»), un deseo homicida de divorcio («Yeah! Oh Yeah!»), calentura descarada («Let’s Pretend We’re Bunny Rabbits»)- y lo hizo con un punto de vista warholiano autoconsciente.
Merritt armó el disco, que es uno de los 500 Mejores Discos de la Historia según Rolling Stone, y que será reeditado como un triple vinilo el mes que viene, como su tarjeta de presentación, como su pedido de fama. Pero recordándolo, no cree que pueda hacerlo de nuevo. «Ya no me puedo imaginar que tenga el desparpajo para convencer a un sello de hacer un disco triple», dice en Manhattan. «Me impresiona mi hubris juvenil.»
Más allá de la audacia, lo que más le sorprende a Merritt acerca de los cientos de canciones que compuso es la poca cantidad de ellas que son autobiográficas. «En general no escribo canciones sobre mi vida», dice. «Es difícil encontrar 15 canciones que tengan algo que ver conmigo en mis 25 discos. Hay varios discos que no tienen ninguna canción que tenga algo que ver conmigo.»
Cuando se preparó para este artículo, el cantautor leyó la nota «Mi vida en 15 canciones» de James Taylor en Rolling Stone. «Todas sus canciones son completamente acerca de él, y son totalmente verdaderas y autobiográficas», dice Merritt. «Eso simplemente no puede ser verdad, pero eso es lo que se cree acerca de James Taylor, y no es lo que se cree de mí.»
La razón por la que el Magnetic Fields no escribe sobre sí mismo, se imagina, es porque «los compositores gays en general escriben canciones sobre personajes, porque no están realmente en una posición para tener éxito en el mainstream si escriben en detalle acerca de sus vidas. Taylor Swift espera que las adolescentes se identifiquen con sus canciones, y las adolescentes son, por lejos, el mayor mercado para vender discos y está bien. Pero yo no estoy en una posición para decidir que sólo los hombres gays van a ser mi mercado». Casualmente, el cantautor está trabajando en una colección de canciones «autobiográficas y verdaderas», aunque todavía no está seguro de qué banda, entre las muchas que él integra, la lanzará.
Sin embargo, tal como Merritt lo pone en el diario en el que escribió las entradas para 15 canciones que sí se relacionan con la historia de su vida, subraya que, para él son la excepción y no la regla. «No hay ninguna virtud en componer canciones verdaderas y no ficcionales», dice. «Es tonto pensar lo contrario.»
«Railroad Boy» – The Magnetic Fields Distant Plastic Trees 1991
Soy una suerte de hijo único, y me crie dando vueltas con una madre beatnik que estaba en busca de sí misma, o algo así, y nunca conocí a mi padre (que estaba haciendo lo mismo, tal como resultó). Así que la primera canción de mi primer disco es una de mis docenas de canciones acerca de viajar, y la primera de muchas canciones que mi madre piensa que son sobre ella. Ella dice que los versos «Te agarraba cuando tenías ataques/ Y te leía en la cama» deben de ser sobre ella porque es lo que ella hacía cuando yo era chico. No estoy de acuerdo. Me encanta que me lean. No entiendo como a alguien podría no gustarle. ¿Para qué mirar televisión?
«In My Secret Place»- The Magnetic Fields Holiday 1994
Durante las partes menos placenteras de mi infancia, aprendí a disfrutar de estar solo y esconderme y tener una vida fantasiosa muy rica. Esta es probablemente la primera de una cantidad de canciones en las que hay un personaje distanciándose, e invitando al oyente a sumarse. No es que no sea un cliché del rock.
«Sunset City» – The Magnetic Fields The Charm of the Highway Strip 1994
Al final de La búsqueda onírica de la desconocida Kadath, de H.P. Lovecraft, se revela que la gloriosa ciudad dorada que su protagonista buscó durante su viaje nocturno es, alerta de spoiler, Boston, que es la ciudad en la que yo viví de adolescente. Sentí que tenía que escaparme de ella, como Lovecraft quería escaparse a ella (desde Providence, Rhode Island).
Entonces escribí una canción sobre abandonar Boston, usando el mismo lenguaje que él usó para escribir sobre la búsqueda de la ciudad. Claramente, me había contagiado del espíritu viajero de mis padres y de su tendencia a romantizar el movimiento, lo cual es la cosa más aburrida que conozco.
«Alien Being» – The Magnetic Fields The House of Tomorrow 1992
Relacionarme con otras personas es algo que siempre me llamó la atención como uno de los placeres más sobrevalorados, así que cuando realmente quiero conocer a alguien y me rechazan, me pongo muy furioso. Entonces escribo canciones sobre gente profundamente alienada -aliens, vampiros, sobrevivientes de accidentes, buzos acuáticos, gente que se quedó en trenes (como «Charlie on the MTA»), viajeros de globos aerostáticos- a los que les encantaría que sus problemas fueran sólo hacer contacto visual. En esta, la obra de un artista rival no tiene valor porque él o ella es. de otro planeta.
«When I’m Out of Town» – The 6ths Wasps’ Nests 1995
Es una canción sobre lo que las giras hacen con las relaciones. Cada parte sospecha de la habilidad de la otra para sobrevivir a su ausencia y empieza a imaginarse a los posibles amantes. Esta es la simple lista de ellos. Todas mis rupturas ocurren después de que uno de los dos regresa de una larga ausencia.
«Smoke and Mirrors» – The Magnetic Fields Get Lost 1995
Compuesta al final de una relación de cinco años, «Smoke and Mirrors» combina el clásico de new wave «Fade to Grey» con mi perenne motivo del viaje eterno. Creo que el viaje es un tema natural para las canciones porque eso es lo que es la música: un movimiento misterioso.
«The Book of Love» – The Magnetic Fields 69 Love Songs 1999
Este es uno de los varios manifiestos que hay en 69 Love Songs, y explica en gran medida todo el juego: «Largo y aburrido» es el punto warholiano, el disco es sobre canciones de amor, no necesariamente sobre el amor. Pero, quizás te amo, veamos. Con el cover de Peter Gabriel de esta canción pagué el adelanto de mi casa en Los Angeles.
«Punk Love» – The Magnetic Fields 69 Love Songs 1999
Me gusta pensar. Esta canción expresa mi visión del amor, o al menos lo que yo pienso sobre el amor gay, como una cosa incompleta, amateur, hecha a las apuradas, sin dignidad, y para nada como una película glamorosa de Douglas Sirk. Sólo dura un minuto, y se pone más y más desesperado a medida que se acelera y el tono sube, y después para de manera abrupta en el medio de un respiro, tal como empezó.
«Love in the Shadows» – The Magnetic Fields 69 Love Songs 1999
Cuando vivía en Hoboken [Nueva Jersey], tomaba el tren para volver a casa a las 4 de la mañana desde Christopher Street [en Manhattan]. La parada siempre tiene la temperatura equivocada, así que en el invierno siempre hacía tanto frío que no había nadie que pudiera esperar al tren en el andén. Entonces yo solía esperar en la librería Christopher Street, básicamente un club sexual para zombis. Creo que tuve suerte ahí exactamente una vez, pero me encantaba la atmósfera de espera tranquila mezclada con pavor, como en una vieja película de vampiros. Y la gente siempre parecía siniestra y dormida.
«The Dead Only Quickly» – The Gothic Archies Looming in the Gloom 1996
Como fui criado por mi madre, una fanática del budismo que no cree en el universo físico y se toma la reencarnación de manera absolutamente literal, tengo una obsesión de toda la vida con el escepticismo y el ateísmo, aunque sé que no hay nada para decir. Hay un mundo, está acá, y no hay nada mágico ni sobrenatural acerca de él: fin de la historia. Pero me sigue interesando repetir lo obvio, como una suerte de mantra. El mundo es el mundo, la muerte es realmente la muerte, y yo estoy totalmente convencido de que nuestras ganas no van a hacer que esto cambie.
«I Wish I Had an Evil Twin» – The Magnetic Fields i 2004
Siempre fui un mojigato insufrible. Yo era una de las dos únicas personas en mi secundaria de drogones que nunca había fumado porro, y todavía no tengo idea de cómo comprar drogas. Me encantaría portarme tan mal como la gente normal, así que escribí esto. Es básicamente una versión en rock del clásico de Eartha Kitt «I Want to Be Evil», de [Raymond] Taylor y [Lester] Judson.
«Smile! No One Cares How You Feel» – The Gothic Archies The Tragic Treasury: Songs from A Series of Unfortunate Events 2006
Tengo una cara naturalmente melancólica, al igual que una voz simpáticamente grave, así que toda mi vida (hasta que me dejé la barba) la gente se me acercaba y me ordenaba alegremente que sonriera. (De hecho, si alguna vez querés que alguien te odie, un gran comienzo es decirle qué expresión facial debe tener.) Hay muchos clásicos del pop estadounidense, sobre todo producidos por Mitch Miller, que hacen lo mismo. Las canciones de rock no, así que compuse esta, explicando que tenés que sonreír si querés ser un sociópata que resulte más eficiente. En Europa, nadie diría algo así.
«Too Drunk to Dream» – The Magnetic Fields Distortion 2008
En algunos momentos de mi vida, sobre todo después de que la misma persona me rompiera el corazón por segunda vez, tuve unos sueños tan violentos que dormir sin medicarme se me había hecho insoportable. Y siempre me gustaron las canciones sobre la bebida y el alcohol, así que durante un período como ese fue que estuve componiendo estas dos canciones, la intro (o la «estrofa», si hacés música jazz) y el cuerpo (o el «estribillo»), y las junté para amplificarlas.
«Goin’ Back to the Country» – The Magnetic Fields Love at the Bottom of the Sea 2012
En una época, los discos de vinilo venían con unos libros de papel donde se promocionaban otros discos que el mismo sello había editado recientemente. Una vez estaba leyendo uno, de más o menos 1970, y vi que había tres discos distintos con canciones llamadas «Goin’ Back to the Country» o algo prácticamente idéntico. Así que quizá todos tocaran la misma canción, pero creo que era algo que estaba en el aire, después de que George Harrison comprara la increíble Friar Park, su mansión de 120 cuartos en Henley-on-Thames. Entonces empecé esta canción en ese momento (alrededor de 1983) y la terminé en Los Angeles, en 2011, pensando que era más o menos una broma, hasta que de repente.
«When Evening Falls on Tinseltown» – Future Bible Heroes Partygoing 2013
Hice un show (que incluyó «Goin’ Back to the Country») en Helsinki Hudson, en Hudson, Nueva York, y me enamoré del pueblo. De repente, volver al campo era exactamente lo que quería hacer, y compuse esta canción acerca de dejar Los Angeles. Termina conmigo comprando un domo geodésico, lo cual es ficción (aunque vi dos domos mientras buscaba casa), pero el resto es verdad. Vendí mi vieja casa rosada, porque no había estado «en casa» en meses. Espero no mudarme nunca más, pero si lo hago, un domo geodésico suena genial para mí. Puedo colgar instrumentos del techo con poleas.