Jude Law es el Tony Soprano del Vaticano en el nuevo éxito surrealista de Paolo Sorrentino
Es hot, es sexy y es el nuevo papa. Jude Law es brillantemente ridículo en The Young Pope, la excelente serie de HBO, en la que el actor toma el Vaticano en el papel de un Pío XIII megalomaníaco. Es el primer pontífice nacido en Estados Unidos, un tipo de Brooklyn llamado Lenny Belardo. El Colegio Cardenalicio lo elige por capricho; piensan que va a ser ingenuo, fotogénico, fácil de controlar. Están equivocados.
La serie proviene del escritor Paolo Sorrentino (La gran belleza), ganador de un Oscar, quien claramente aprendió teología con videos viejos de Madonna (esperen un montón de sotanas rojas ondulándose y un ambiente gótico). Pero Jude Law tiene el toque siniestro para volverlo un thriller genuinamente malévolo. El Papa Pío es un santo terrorífico que fuma, insulta, pide Coca Zero con gusto a cereza de desayuno, tiene un canguro como mascota en el Vaticano y escucha vinilos en el tocadiscos papal. Todo un hipster que hasta les grita a unos subordinados del Vaticano por no saber quién es Daft Punk. Es el antiguo arzobispo de Nueva York, criado en un orfanato por la Hermana María, una monja con mucha calle representada por Diane Keaton, a quien lleva a Roma como consejera. (Keaton duerme con una remera que dice «Soy virgen, pero esta remera es vieja», lo que te da una idea de las sutilezas de The Young Pope.)