
Después de ganar millones durante años tocando una música electrónica eufórica, el productor estadounidense tiene ambiciones más grandes
Steve Aoki sabe exactamente lo que va a pasar cuando se muera. Su cuerpo quedará a cargo de la Alcor Life Extension Foundation, una organización con una flota de cilindros de criogenia en Arizona. Alcor promete mantener la forma terrenal de Aoki a una temperatura lo suficientemente baja como para que -si la tecnología alguna vez alcanza el punto que espera Aoki- lo puedan reanimar y/o su consciencia pueda ser subida a una computadora, ofreciéndole algo así como una inmortalidad digital. Aoki, que tiene 38, puso este plan en marcha después de leer la obra del famoso futurista Ray Kurzweil, quien especula con que estos escenarios se vuelvan una realidad científica de manera inminente. Por este contrato con Alcor, Aoki va a pagar más o menos 220.000 dólares. El precio podría haber sido más bajo si hubiera optado por congelar solamente su cabeza -"El CEO de la compañía sólo se hace la cabeza", dice-. Pero Steve Aoki está listo para aprovechar la oportunidad de regresar de la cabeza a los pies, "quizás en 200 años", porque Steve Aoki es sobre todo un tipo optimista.
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