La superestrella más conflictuada del hip hop enfrenta la pelea de su vida… contra sí mismo
Kanye West – The Life of Pablo
Def Jam/G.O.O.D. Music – 4 estrellas y media
El mundo distrajo a Kanye West de su proceso creativo, a menos que, tal como muestra en The Life of Pablo, la distracción sea su proceso creativo. Este nuevo álbum de West es un disco caótico que parece hecho así a propósito, luego de pasar por la etapa de intensidad ultra precisa que fue Yeezus, de 2013. Es una obra trabajosa que se esfuerza por sonar como un caos expansivo, porque fue hecha por un artista que sabe que es caótico y no quiere esconderlo para nada. «Mi psiquiatra tuvo chicos inspirados por mí», es la frase más brillante del disco: Kanye no puede ni ir al analista sin que le chupen las medias diciéndole lo genial que es, así que en su lugar tiene que ir al estudio de grabación.
The Life of Pablo está diseñado para sonar como una obra en proceso. El primer tema, «Ultralight Beam», despliega con fuerza un gospel con Kirk Franklin, Kelly Price, the-Dream y Chance the Rapper; pero West rara vez se queda mucho tiempo en el mismo ambiente. La invita a Rihanna para cantar un hook de Nina Simone, y un par de canciones después se manda un dueto con Chris Brown. Los invitados de alto perfil que aparecen en el disco actúan como si fueran una parte de la conciencia enfermiza de West, ya sea The Weeknd en el blues lento de temática conyugal «FML», o Young Thug en «Highlights».
West se esconde detrás de su máscara de imbécil cada vez que tiene miedo de haberse expuesto demasiado en su música, que es siempre expansivamente emotiva. El realmente quiere que el mundo lo vea como un idiota, porque lo aterra más que todos nosotros lo veamos como un marido incansable («FML»), como un manipulador o tal vez un farsante («Real Friends»), un padre abandónico («Father Stretch My Hands, Pt. 2») y todas las otras cosas que le preocupa ser en el presente o en el futuro. «30 Hours» revisita una relación de lo más fallida sobre un groove art-funk onda Arthur Russell, pero suena como si West estuviera haciendo más un duelo por la muerte del largo romance entre Kanye y… Kanye. «Eras la mejor de todos los tiempos, en aquel tiempo, pero/Sí, no eras mía», canta, y se está hablando a sí mismo frente al espejo. Es por eso que «I Love Kanye» da justo en el clavo con una precisión tremenda: «Te amo como Kanye ama a Kanye». West sabe que siempre lastima a quien ama, incluso a quien ama más: él mismo.
West es básicamente un genio al que le preocupa que el mundo sólo lo quiera por ser un payaso, una caricatura de lo que podría ser. San Pablo también se sentía así. Cuando se maquilla y se pone la nariz de payaso en The Life of Pablo, como en los chistes misóginos de «Famous», da vergüenza. Está buscando provocar risas fáciles y ni siquiera lo logra. Pero eso es parte de lo que West está tratando de averiguar. Aquí hay un hombre maduro, por no decir un artista pionero, que se pregunta por qué tiene que seguir haciendo del «tipo de 38 años que parece de 8». The Life of Pablo no tiene declaraciones musicales ni emocionales grandilocuentes del nivel de canciones suyas como «Bound 2», «Runaway» o «Hey Mama». West solo suelta fragmentos de su psique a lo largo del disco, y te desafía a que vos los juntes.