
Con el baterista fundador Steven Adler como invitado en un tema, la banda de Axl y Slash certificó la vigencia del viejo rock forajido
Steven Adler, baterista fundador de Guns N' Roses , ensayó un gesto completo de "los quiero mucho a todos" antes de sentarse a batir parches en "Out Ta Get Me", cinco minutos de glam rock desfachatado en los que Axl Rose proclama su inocencia a los gritos (del debut Appetite for Destruction, 1987). Con su sonrisa fresca y esos eternos ricitos de oro, el hombre que fue expulsado de la banda en 1990 por sus problemas con las drogas se unió a Axl, Slash y Duff McKagan (sólo faltaba Izzy Stradlin) para rearmar por un momento el cuadrado gunner original. Algo que había pasado hace unos meses en ciudades como Cincinnati y Nashville, pero anoche en River hizo su primera aparición sudamericana (esta vez no tocaron "My Michelle", como sí lo hicieron en Estados Unidos). Más allá de esa nota sentimental, desde la cortina de apertura de "Looney Tunes" hasta el final pirotécnico de "Paradise City", fueron casi tres horas de una metralla implacable de himnos de amor y de furia.
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