El sueño húmedo de Lana Del Rey

Una luna de miel con Lana Del Rey es más pegajosa que dulce. Prepárense para ingresar en un mundo de romance verdaderamente torturado, plagado de la suficiente amargura, lujuria y violencia como para un revival de una sola mujer de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? Si Ultraviolence, el LP de la popstar de 2014 decorado con guitarras, era un romance de una sola noche con un sonido nuevo, la continuación es la mañana siguiente: el momento en el que Del Rey regresa a lo que mejor hace. Los arreglos de cuerdas caprichosos y cinematográficos del tema del título, y el melancólico destacado, "Music to Watch Boys To", recuerdan su debut de 2012. Se interna aun más en el pop en el single súper pegadizo "High by the Beach" y en la excelentemente sexy "Freak", en la que el firme golpeteo del bajo y el abandono drogón evocan a su reciente colaborador The Weeknd de maneras particularmente excitantes. Del Rey coquetea con emblemas de los 60 a lo largo de Honeymoon, con referencias al Major Tom de Bowie en "Terrence Loves You", y cuando narra el monólogo de un sueño hippie sobre el espacio y el tiempo en el interludio "Burnt Norton". La mayor sorpresa viene con el último tema, una versión inesperadamente rápida del clásico de Nina Simone "Don't Let Me Be Misunderstood", que se deja leer como un disparo no muy velado contra sus críticos. Cualesquiera sean sus intenciones, la han llevado a hacer la música más genuinamente encantadora que jamás hizo.