
Este sábado, la banda celebró los 25 años de El cielo puede esperar
"Para los que decían que Attaque se moría, acá tienen. Si esto sigue vivo, es gracias a ellos". Ciro Pertusi, que con su aparición sobre el escenario estableció la marca térmica más alta de toda la noche, aprovechó el micrófono para dedicarle una breve pero contundente línea a sus tres ex compañeros. Y, señalándolos ante el numeroso público del Malvinas Argentinas, los exorcizó: el show por los 25 años de El cielo puede esperar no sólo era una cita con uno de los puntos más altos de la historia de la banda, sino también con sus heridas más hondas. Aquellas que inevitablemente quedaron en 2009 tras la partida del cantante y la decisión del grupo de continuar sin él.
Si bien el devenido trío siguió activo, fueron pocas las novedades que se produjeron en esta nueva era. Apenas un disco de canciones nuevas (Estallar) se distingue entre giras, un álbum de versiones, la experiencia acústica y un documental. La efeméride ahora acercaba la posibilidad de un festejo, aunque imponía un requisito ineludible. ¿Cómo homenajear a un disco propio sin la presencia de uno de sus hombres fundamentales? Ciro no sólo fue la voz de El cielo... Fue, por sobre todas las cosas, la cara pública de ese fenómeno que se expandió hacia la masividad. El embajador que articulaba la diplomacia en el desconocido e irritante universo de la popularidad.
Lo que se vio el sábado en el Malvinas no fue el Attaque actual ni el de aquel entonces, sino un punto intermedio entre ambas etapas. En una armónica transición del presente hacia el pasado, el trío tomó la escena un largo rato antes de incorporar distintas capas de sepia de manera gradual. El primer invitado, promediando el show, fue Juanchi Baleirón. "Él fue quién nos enseñó a tocar y a hacer discos", lo presentó Mariano Martínez. Una aclaración que honra a la más pura verdad: Baleirón, en calidad de productor de El cielo., depuró el sonido y afinó el estilo que definiría a Attaque de allí en más. No por casualidad hizo "Hacelo por mí", hit que el actual líder de Pericos olfateó antes que nadie.
Antes de eso, el trío no sólo se había despachado con algunas canciones del disco en cuestión, sino también con otras incluso anteriores, como "Hay una bomba en el colegio", "Caminando por el microcentro" y "Gil", del debut Dulce navidad (1989), y hasta una tira de covers de los Pistols, Ramones, la cantante hispanoinglesa Jeanette y hasta Palito Ortega y José Luis Perales. Fue por esa época que ingresó a la banda el Chino Vera, segundo convidado de la noche. El ex bajista sorprendió haciendo "No te pudiste aguantar" y "Jodie" (canción suya que el Attaque grabaría en Radio insomonio ya sin él en el grupo) con una guitarra entre sus manos.
A los nostálgicos de otra década le quedará por siempre la versión de "Combate", único momento en el que se alineó sobre el escenario al Attaque de 1990, aunque curiosamente no con una canción del disco tributado, sino de Rabioso! La pesadilla recién comienza (1991). Para ese entonces, Ciro ya estaba delante del micrófono. El Malvinas se vino abajo cuando el cantante apareció para hacer "Vuelve a casa", un clásico olvidado del actual repertorio de la banda. El reencuentro duró seis canciones más, en todas ellas sin su guitarra, acaso apelando a una impronta más escénica y visceral. Tan adolescente como "Hey, hey", vieja versión de Sandro que hoy, al otro lado del "Ni una menos", suena a una oda machista, tal como el propio Ciro lo resaltó.
Para el cierre, naturalmente, quedó "Donde las águilas se atreven", himno final de todas las formaciones de Attaque desde 1990 hasta la eternidad. No fue casual que para esa cita hayan subido al escenario todos los músicos que participaron del show. Y aquello de que "podrán pasar mil años, verás muchos caer, pero si nos juntamos, no nos van a detener" tuvo más sentido que nunca.
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