Ed Simons y Tom Rowlands saben de golpes de efecto. Lo suyo va por el camino del impacto, sin necesidad de sutilezas. De ahí que el comienzo del set de Chemical Brothers en el marco de la nueva edición local del Sónar Buenos Aires en el Complejo al Río de Vicente López haya sido con «Hey Boy, Hey Girl», y el despliegue de toda su artillería: láseres, estrobos de colores y visuales para pupilas dilatadas (payasos maniáticos, patinadores en ropas plateadas, figuras de neón, todo sirve). De a poco, la sorpresa se fue diluyendo: «EML Ritual», «Do It Again» y «Go» reiteraron los yeites, y el alcance de la euforia llegó hasta el campo VIP, donde imagen y sonido todavía eran perceptibles. De a poco, «Star Guitar», «Chemical Beats» y «Elektrobank» pusieron las cosas en su lugar, y «Out of Control» y «Setting Sun» fueron un justo ejercicio de noventismo a puro big beat. Con los minutos, la fiesta se fue esfumando, quizás por la hora de demora que el italiano DJ Tennis tuvo que surfear, mientras el equipo técnico de los hermanos químicos hacía ajustes en el escenario. «Escape Velocity» se convirtió en la punta de lanza del segmento final, con fragmentos recitados de «The Golden Path». Luego, dos robots de colores coronaron ambos laterales del escenario para un nuevo despliegue lumínico en «Under the Influence» y «Galvanize». Los samples fragmentados de «Music: Response» sirvieron de antesala al adiós definitivo con «Block Rockin’ Beats», una apuesta a lo seguro por parte de un dúo que en otras ocasiones supo coquetear con el riesgo.
Por la tarde, mientras las nubes comenzaban su lenta retirada, Babasónicos tomó por asalto el espacio Sónar Village. Bajo el nombre BBS Tecno, Dárgelos y compañía repasaron algunos de sus hits más recientes («Aduana de palabras», «Los burócratas del amor», «Muñeco de Haití») en plan reducido pero con bombo en negras. En el escenario principal, Poncho adelantó las canciones de su inminente tercer disco y recicló sus hits anteriores, con Ale Álvarez de Barco reemplazando a Maxi Trusso en «Please Me». Más entrada la noche, el dúo de UK garaje Gorgon City musicalizó la retirada de quienes abandonaron el predio post Chemical Brothers, mientras que los islandeses Kiasmos lucharon por lo imposible: imponer un set minimalista y experimental para el público del espacio Hall ya bien pasada la medianoche.