Por qué este cuarteto inglés de folk y bluegrass logra poner al público en la palma de su mano
Un cuarteto de londinenses que toca música basada fundamentalmente en el folk tradicional y el bluegrass norteamericano puede no sonar como una buena idea en los papeles, pero en el caso de Mumford and Sons, el efecto es devastador. Especialmente, porque agregan a la mezcla ciertos colores célticos que denotan su procedencia.
Marcus Mumford, principal compositor, vocalista y guitarrista es claramente la figura focal de la banda, pero sus compañeros Winston Marshall (guitarra y banjo), Ben Lovett (piano, teclados) y Ted Dwane (bajo, contrabajo) conforman una unidad indivisible, que maneja las armonías vocales y la dinámica del sonido con maestría. El efecto de tensión y liberación que consiguen cuando la canción se reduce a sólo una guitarra acústica y voz, para de pronto estallar en un mar de armonías vocales y un crescendo de ritmo galopante, provoca el delirio del público. El sonido del cuarteto básico, con Mumford tocando simultáneamente la guitarra, bombo de batería y pandereta, que maneja con pedales desde ambos pies, es la base de sus primeros dos álbumes, Sigh No More (2009) y Babel (2015), mientras que en el último, Wilder Mind (2015) evolucionan hacia un sonido de banda algo más convencional. Sabiamente, en vivo reservan los del disco más reciente para el bloque del medio, mientras que abren y cierran con los hits de los dos primeros, como “Little lion man”, “Awake my soul” y “I will wait for you”.
Y aunque agregan instrumentos adicionales como batería, violín, trompeta y trombón, el cuarteto básico tiene un swing que no puede más. Especialmente cuando vienen curtidos de encabezar grandes festivales (Glastonbury, Reading, Leeds), pero en su primera visita a Argentina para el Lollapalooza, se encuentran con 40.000 personas en la palma de su mano. En “Ditmas”, Marcus se baja del escenario recorriendo eufórico la valla que lo separa del público, y regresa con una bandera argentina que agita parado sobre uno de los retornos. “Volveremos pronto”, prometen desde el Main Stage 2. Creo que todos los presentes lo dan por seguro.